La utilización de cigarrillos electrónicos, indicados exclusivamente para adultos, no implica el consumo de tabaco, por lo que es una interesante opción para los que quieren dejar de fumar
Fumar no es lo mismo que Vapear por mucho que se parezca el acto”, argumenta Jordi Marín, miembro del Consejo de la Unión de Promotores y Empresarios del Vapeo (UPEV). «No debemos caer en el error de compararlo ni demonizarlo porque puede ser y es un excelente método y paso previo a una vida sin tabaco, libre de humos.
La UPEV, fundada en 2014, es la asociación que representa al sector del cigarrillo electrónico en España. Desde la entidad trabajan para la promoción, el desarrollo y la protección del vapeo como herramienta de salud pública, colaborando de forma transparente y pro activa con las Administraciones desde la convicción de que estos dispositivos tienen un importante potencial para consolidarse como alternativa al tabaquismo y reducir el daño en la sociedad.
En esa línea, Marín defiende la necesidad de que España avance hacia posturas más abiertas con respecto al cigarrillo electrónico como otros países del entorno. Las autoridades británicas han defendido en reiteradas ocasiones su apuesta por el uso del vapeo como herramienta para reducir los daños por el tabaquismo y para ayudar a dejar de fumar. Recientemente, Noruega y Francia se han sumado a esta tendencia al anunciar que levantará el veto a la comercialización de cigarrillos electrónicos. La tendencia, sin embargo, no se limita a los casos británico y noruego, sino que cada vez son más las voces que piden abrir un debate serio sobre el consumo de cigarrillos electrónicos en lugar de prohibir su comercialización y uso.
Marín cita, además, el mayor estudio médico realizado a día de hoy conjuntamente por el Ministerio de Salud Británico y las Academias Nacionales de Ciencia, Ingeniería y Medicina de EE.UU. –Consecuencias para la salud pública de los cigarrillos electrónicos– y que «determinan de forma tajante que no es inocuo, como ya sabíamos, pero que la nocividad del mismo es entre un 95%-98% inferior a la del cigarrillo tradicional«.
En Estados Unidos, en plena ola prohibicionista derivada de la crisis de salud surgida a raíz del consumo de productos procedentes del mercado negro, el diario The New York Times publicó el pasado 12 de noviembre un editorial en el que argumentaba que la prohibición del vapeo «puede hacer más mal que bien». El razonamiento de uno de los periódicos más respetados de EE.UU. es sencillo y, destaca Marín, «es el mismo que vienen reiterando los empresarios españoles desde que comenzó la alerta sanitaria al otro lado del Atlántico: las reacciones pulmonares que se observan en EE.UU. no se deben al uso del cigarrillo electrónico, sino que este es la herramienta utilizada para el consumo de aceite de THC o aceite de marihuana, obtenido y adquirido de manera ilegal. Hay que eliminar los productos nocivos, no el instrumento».